¿De qué se trata?
Pues bien, resulta que he dado una charla junto a mi grupo de Literatura Universal a 3 clases de mi centro (San José Obrero), 2 de de las cuales eran de primero de ESO y otra que era de segundo de ESO. La charla trataba sobre la violencia de género, tema que es bastante delicado. A continuación, os explicaré como me he sentido a lo largo de este proyecto.
Mentalidad al empezar el trabajo
"Es un tema demasiado delicado como para que lo explique un grupo de alumnos de primero de bachiller, no se yo como va a salir." Eso fue lo primero que pensé al ser informado sobre lo que debíamos de hacer. Pensaba que tanto yo como mi grupo eramos incapaces de aportar la información o valores que podría aportar un experto en el tema, lo cual es bastante obvio. No obstante, esa mentalidad no aportaba nada, ya que lo único que hacía era poner más dificultades al trabajo de las que ya tenía de por si, y con dificultades me refiero a las exigencias del trabajo al tratar un tema de tanta importancia.
Durante el transcurso entre el inicio y los días previos a la exposición
Pasados unos días ya me fui mentalizando y llegue al razonamiento siguiente: "Lo importante no es que lo sepamos todo sobre el tema, lo importante es que seamos capaces de transmitir todo lo que nosotros sabemos y aportar nuestro grano de arena." Evidentemente no somos expertos en el tema, pero, posiblemente sabemos cosas que esos chicos de primero y segundo de ESO no saben, y aunque sea poco, si aprenden algo de nuestra charla ya es suficiente y habrá merecido la pena.
El día de la exposición
El día de la exposición estaba muy nervioso por tener que hablar frente un grupo de gente que no conocía. Tenía miedo de que tal vez no nos hicieran caso porque les aburría lo que teníamos que decir. Empezamos con algún que otro problemilla, sumándole los nervios que no eran pocos precisamente. La charla fue bastante bien, en general los chicos participaron bastante y se les veía entretenidos e interesados por el tema. Lo que sentí cuando acabamos y nos empezaron a aplaudir fue una satisfacción muy difícil de explicar. Que apreciaran el hecho de que nos preparáramos la exposición fue muy gratificante. Además, se podía apreciar en sus ojos que habían comprendido lo que dijimos y que les hicimos razonar. Las dos clases que tuvimos después de la primera solo aumentaron esa sensación de estar orgulloso de uno mismo por haber transmitido un mensaje tan importante como el que transmitimos.
Conclusión personal
Es una experiencia que, aparte de ser útil debido a que sirve para más adelante estar más acostumbrado a hablar frente a un público desconocido, también ayuda mucho a coger confianza en ti mismo. La verdad es que estoy muy orgulloso de haberlo hecho y recomiendo a todo el mundo hacerlo, aunque al principio uno no este seguro, de hecho, al principio yo tampoco lo estaba.
Espero que os haya gustado esta entrada. No se muy bien el motivo por el cual la he escrito, pero he sentido un impulso que me ha obligado a hacerlo. ¡Saludos a todos y todas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario